La transparencia psíquica en el embarazo

A medida que avanza el embarazo comenzará a aparecer una necesidad inminente de comprender los vínculos primarios, y se producirá lo que Bydlowski (2007) denominó “transparencia psíquica”.

Este fenómeno se caracteriza por un devenir en la mujer de todos los recuerdos de su etapa infantil, de cómo fue cuidada, “vista”, de cómo se sintió de segura o insegura, de cómo se cubrieron sus necesidades afectivas. Este devenir de recuerdos no tiene por qué ser en todo momento consciente. Los recuerdos no sólo llegan a modo de imágenes, pueden llegar a modo de sensaciones físicas, de malestar o bienestar generalizado, etc. Bydlowski expresa que si la infancia fue traumática la fuerza de esas “angustias primitivas” puede incluso llevar a una interrupción del embarazo, o manifestarse como ansiedad o depresión. El embarazo es una crisis que mueve identificaciones y conflictos no resueltos. De este modo, ofrecerá a la mujer la oportunidad para encontrar soluciones más adaptativas y funcionales mediante la reorganización de su personalidad.

Por otro lado este fenómeno determinará también, el cómo la mujer se cuide a sí misma, el cómo reconozca sus necesidades y las cubra.

Pondré un ejemplo que pueda clarificar dicho fenómeno:

Imaginemos el caso de una mujer que durante su infancia aprendió que sus necesidades o el malestar que pudiese sentir “debía ponerse en segundo plano” porque en su hogar había dificultades que solventar “en primer lugar”, como cuidar de un familiar enfermo, aportar recursos para poder comer, etc.,  o bien, el caso de otra  que durante su infancia aprendió que el mundo era peligroso y que debía estar constantemente alerta debido a experiencias de negligencia o maltrato vividas. ¿Cómo pensáis que vivirán su embarazo cuando estos recuerdos comiencen a devenir? Lo que ocurrirá esque se pondrá en marcha todo aquello que está guardado en forma de acciones procedimentales, o, dicho de otro modo, en su memoria procedimental. Un tipo de memoria de la que no somos conscientes y que es tremendamente resistente a todo tipo de teorías racionales que la persona pueda tener y/o entender a la perfección. Es la memoria del “montar en bicicleta”, una vez que se aprende basta con que un pie roce el pedal para que se desplieguen de forma rápida y automática todos los movimientos que se precisan para mover esa bicicleta.

De esto modo, en el primer caso probablemente la mujer presente dificultades para cubrir necesidades básicas como descanso, alimentación adecuada, asistir a revisiones ginecológicas de forma periódica o pedir ayuda si la necesita. Esto sucede porque esa mujer aprendió a desconectarse de sus necesidades (aprende de alguna manera a no sentirlas). En el segundo caso probablemente la mujer comenzará a proyectar todo tipo de peligros, y en su intento por tenerlo todo bajo control, dejará de cubrir de forma adecuada las necesidades que ella y su bebé necesitan. Estas conductas inadecuadas se llevarán a cabo de forma automática a pesar de que la mujer sepa (racionalmente) que no es lo correcto.

En el caso de que suceda lo expuesto en los ejemplos, habrá que buscar apoyo y protección para estas mujeres, una mano o unas manos que puedan quitar los pies de los pedales y que vayan poco a poco colocándolos de otra manera más adaptativa.