El papel del logopeda en los trastornos del lenguaje y de la comunicación

El papel del logopeda en los trastornos del lenguaje y la comunicación es fundamental para la prevención, evaluación, diagnóstico, intervención y seguimiento de dificultades que afectan la comprensión, producción y uso funcional del lenguaje, así como otros aspectos de la comunicación.

Así, el logopeda en estos trastornos se encarga de:

1. Evaluar y diagnosticar

El logopeda realiza:

  • Exploración del lenguaje oral y escrito (fonología, semántica, sintaxis, pragmática).
  • Evaluación de habilidades comunicativas (comunicación verbal y no verbal).
  • Valoración de funciones asociadas: voz, habla, deglución, respiración y habilidades auditivas.
  • Aplicación de pruebas estandarizadas, observación clínica y entrevistas con familia/escuela.

Su objetivo es identificar el tipo de trastorno y determinar su impacto en la vida diaria del paciente.

2. Intervenir

El logopeda diseña y aplica programas individualizados para tratar:

Trastornos del lenguaje:

  • TEL/TDL (Trastorno del Desarrollo del Lenguaje)
  • Retrasos del lenguaje
  • Trastornos del lenguaje asociados a TEA, discapacidad intelectual, sordera, etc.

Trastornos del habla:

  • Dislalias
  • Disartrias
  • Disfemia (tartamudez)
  • Dispraxia verbal

Trastornos de la comunicación:

  • Dificultades pragmáticas
  • Problemas de interacción social
  • Uso de Sistemas Aumentativos y Alternativos de Comunicación (SAAC)

Otros ámbitos relacionados:

  • Voz (disfonías)
  • Deglución (disfagia)
  • Lectoescritura (dislexia, disortografía)

El trabajo terapéutico incluye ejercicios, estrategias comunicativas, estimulación del lenguaje, y entrenamiento funcional aplicado a la vida diaria.

3. Orientar y apoyar a las familias

  • Enseña estrategias para estimular el lenguaje en casa.
  • Acompaña y guía durante todo el proceso terapéutico.

4. Coordinación con otros profesionales

El logopeda trabaja de forma conjunta con:

  • Psicólogos
  • Pediatras y otorrinolaringólogos (ORL)
  • Neuropsicólogos
  • Profesores y orientadores escolares
  • Fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales

Esta coordinación permite un abordaje integral del trastorno.